Revelamos cuál es la mejor actitud ante un pequeño que no se quiere ir a dormir

Ciudad de México.- Entre los 10 y los 18 meses, un niño entrará en una nueva fase de su desarrollo, una fase en la que comenzará a poner a prueba a sus padres. Esto se llama la búsqueda de los límites educativos. Ya sabes, cuando tira el contenido de su plato mirándote, o cuando vacía la tierra de la maceta a pesar de tus incesantes advertencias. El niño ya no es un bebé, empieza a caminar, a comer solo, y disfruta de nuevas habilidades motrices. Esta libertad lo estimulará, y también impactará sus noches. El que tan bien dormía, ahora se resiste a acostarse.

Estas nuevas manifestaciones en torno a la hora de acostarse entre los 10 y los 18 meses forman parte de la búsqueda de los límites educativos. Antes de esta edad no hay debate, el bebé lloraba y lo rescatábamos sin hacer la menor pregunta. Pero ahora que ha crecido y parece decidido a hacértelo saber, ¿Cuál es la actitud correcta a adoptar?

• Coloca el marco durante el día.

Los beneficios de las respuestas de los padres durante el día actuarán de forma natural sobre la estructura psíquica y, por tanto, calmarán la búsqueda de los límites nocturnos. En otras palabras, un niño que ya ha experimentado límites y reglas durante el día será más apto para dormir bien.

• Involucrar al otro padre.

La intervención firme del segundo progenitor, generalmente el padre, también tiene un efecto radical y notable en este pasaje, en particular si es la madre la que está acostumbrada a cuidar la hora de acostarse. El segundo padre puede entonces decir en un tono extremadamente firme: "Duerme. Todos los niños están durmiendo por la noche, tus compañeros de guardería también están durmiendo, mamá y papá van a disfrutar de su noche. No podemos despertar a los demás por la noche, a menos que tengamos un problema o estemos enfermos. Nos encontraremos mañana para besarte, abrazarte y desayunar. Buenas noches".

Es probable que tu hijo llore una o dos noches seguidas entre los 5 y los 20 minutos. Luego se reapropiará de sus noches con este nuevo componente estructural que lleva el nombre de límites educativos.

Fuente: Todo para Ellas