Hablemos de impulsividad: ¿Cuáles son las ventajas y cómo moderarla?

Ciudad de México.- Hablar y actuar sin pensar primero, dejarse llevar por la ira, comprar por impulso, estos comportamientos frecuentes crean problemas tanto en la vida social como en la privada. La impulsividad puede ser una cualidad, pero en dosis moderadas. Cuando la impulsividad se convierte en un modo de vida y una forma de reaccionar, entonces tenemos que aprender a gestionarla.

Hay dos tipos de impulsividad, incluida la impulsividad emocional. Esto a menudo conduce a acciones innecesarias e incontroladas con consecuencias desafortunadas. Esta falta de control emocional conduce a la ira explosiva, la tristeza excesiva, la alegría incontrolada y los antojos.

Estas personas impulsivas son inconstantes y cambian de opinión rápidamente. Para contrarrestar esta impulsividad, aprende a tomarte tu tiempo. Haz una pausa antes de decidir, hablar o actuar. Respira profundamente, cierra los ojos, toma agua y actúa sólo cuando estés en tu sano juicio. Para las compras impulsivas, déjalas para más adelante. A menudo te darás cuenta de si la compra es necesaria o no.

La impulsividad cognitiva es un patrón arraigado de actuar sin pensar en las consecuencias. Cambiamos nuestros planes de forma improvisada, nos aburrimos rápidamente y no los seguimos. Como resultado, fracasamos porque no seguimos ningún proyecto y no hemos pensado por qué. Para remediarlo, aprende a planificar tus tareas, a hacer una lista de prioridades (y a reconocer lo que debes evitar) para que puedas completar tus proyectos sin distraerte. 

La impulsividad también puede ser algo bueno, porque te atreves más. Una buena impulsividad conduce a decisiones rápidas (sin procrastinación) y los impulsivos moderados suelen ser intuitivos, creativos, ambiciosos y tienen una gran capacidad de adaptación. Es importante encontrar el equilibrio adecuado para no actuar por impulso todo el tiempo, ni pensar en todo y no actuar nunca.

Fuente: Todo para Ellas