Ser amable siendo respetado: las 6 reglas a seguir para lograrlo

Ciudad de México.- A fuerza de ser siempre serviciales, algunas personas pueden ser mordisqueadas por otras, incluso dejarse "pisar". Sin embargo, es posible demostrar escucha, empatía y benevolencia, mientras se imponen límites. Aquí te damos algunos consejos.

• Romper con la idea de sacrificio.

Primer consejo: no confundas más bondad con sacrificio. La verdadera bondad incluye más bien la empatía, la escucha, la benevolencia... Nada que ver, por tanto, con la sumisión y el "sí" permanente, que cansan física y mentalmente. Cuando estamos en un rol conciliador en el que aceptamos y perdonamos todo, inevitablemente llegará un momento en el que nos sentiremos impotentes y agotadas.

Lo que hacemos, lo que decimos y lo que damos debe estar de acuerdo con los recursos a nuestra disposición. Así, antes de aceptar prestar un servicio por ejemplo, hay que evaluar nuestra cantidad de tiempo libre, nuestra energía mental y física o incluso nuestras condiciones económicas (si tenemos que prestar dinero). Si estos no están en consonancia con el acto de benevolencia que estás a punto de realizar, es mejor dejarlo para otra ocasión, a riesgo de sacrificarse.

• Renunciando al estatus de salvadora.

Estar permanentemente dedicado a los demás los dejará libres para pedir más. Si no exponemos nuestros límites, pensarán que nuestros recursos son inagotables, y por eso preguntaremos una y otra vez. Decirle no a alguien que nos pide demasiado no es hacerle sufrir, es asegurarse de no sufrir uno mismo.

Para algunos, la tarea es difícil porque equivale a renunciar a su condición especial de salvadores, es decir, a la imagen que los demás tienen de ellos, la de una persona servicial, siempre presente. Entonces debemos recordar que no podemos cuidar a un individuo como un todo. Podemos participar en su bienestar, pero no es nuestra responsabilidad resolver todos sus problemas.

• Mantente conectada contigo.

Para evitar la devoción interminable, es esencial mantenerse conectada con tus propios deseos y necesidades. La razón es simple: si tú misma no los respetas, es muy fácil que otros los pisoteen. Esto requiere dar menos importancia a los ojos de los demás, no esperar más su validación y centrarnos en nuestros propios intereses.

Fuente: Todo para Ellas